
Según el Ing. Luis Blotta los fenómenos meteorológicos extremos que hoy alarman a la sociedad no son nuevos, sino parte de ciclos naturales documentados desde hace siglos, pero cuya bibliografía no son de fácil acceso.
La climatología viene a nuestra ayuda para entender la situación aparentemente compleja de la actualidad.
Este clima sudamericano (y en general el planetario) se estabilizó hace unos 15 mil años, a posteriori de la última glaciación.
Aunque no lo creamos, entonces hace más de diez milenios, que el clima generó las acciones cíclicas repetitivas que hoy parece que nos alertasen.
Rosario a través del diario La Capital posee en sus páginas, la marcha climática desde 1867. Pero, ¿podemos acceder fácilmente la ciudadanía a sus archivos? no. Digamos que lo anterior a 1960 nos han dejado de visibilizar tales informaciones ambientales. Así, nos crean, sobre la historia ambiental, un entorno de ignorancia. Por ejemplo hacia los años de 1680 (siglo 17), el río Paraná no bajó, como en los años de 2020, su nivel reduciendo el caudal a un minimun de 3.000 m³/segundo (lo normal son 25.000 m³/s) sino que en aquellos lejanos días se secó en serio (pasaban menos de 100 m³/s por Rosario) situación increíblemente catastrófica que por suerte repite cíclicamente cada 1.000 ±200 años. Otro ejemplo: entre los años 1898-1899-1900 llovieron en la región no menos de 5.200 mm/3 años (lo normal son 3.000 mm/3 años).

¿Qué hace el periodismo de catástrofes ante una situación grave a gravísima? induce a la población a la ignorancia, y a aumentar la angustia de que estamos ante fenómenos ambientales novedosos. No, no, de ninguna manera son novedosos.
Una científica estadística de la Facultad de Ingeniería de la UNR, al estudiar la marcha meteorológica de la casilla de la Estación Climática (Facultad de Ciencias Agrarias de Rosario), desde el 1 de enero de 1973 a la actualidad (día tras día) expresó con asombro: ¡ésto viví yo!. Es que es imposible para una persona urbana, que no depende de las condiciones meteorológicas para sus menesteres, acordarse ni mínimamente de la historia que está viviendo ambientalmente.
Jamás en la ciudad, alguien llegará a decir: ¡qué otoño seco tuvimos! (por sus tres meses) o, ¡qué primavera lluviosa hubo!.
Las creencias falsas de que cada vez llueve más, cada vez hay tormentas más severas, se da de bruces cuando se indaga en la historia del clima regional.
Otro ejemplo de los ciclos ambientales: la pericia hidráulica que sentenció y mandó a prisión a funcionarios santafesinos, por la trágica inundación de Santa Fe capital, determinó que el ciclo de repetición de la crecida del río Salado es cada 425 años.
Fuente: Ingeniero Luis Blotta