Apagar las pantallas y tomarse unos minutos para conectarnos en torno a la mesa, favorece la salud mental de todos los miembros de la casa, en especial la de los niños. Además tiene un importante efecto protector contra el estrés y la depresión. La palabra de los expertos
28 Sep, 2023
Los rituales, como las comidas en familia, refuerzan el sentido de pertenencia y la seguridad en los vínculos familiares (Getty Images)
Es la hora de cenar en 1970 y la madre pone sobre la mesa la comida que preparó con amor. El padre se sienta a la cabecera, comenta su día de trabajo, la madre va y vuelve de la cocina con fuentes y los chicos cuentan las anécdotas de la escuela. Una cena familiar típica de los 70 que quizá ya no se vea más en los hogares de la actualidad.
Diversos estudios han encontrado que, en los últimos 20 años, la frecuencia de las cenas familiares ha disminuido notablemente. Un estresante estilo de vida, la agenda de padres e hijos llena de actividades y la invasión de la tecnología han llevado quizá a que la comida en familia se haya transformado o directamente extinguido.
Sin embargo, según la ciencia, esta ancestral costumbre humana ofrece una serie de beneficios para la salud física y mental, favorece un estilo de vida ordenado y saludable y hasta promueve un mejor rendimiento escolar y laboral.
Las comidas familiares tienen un impacto positivo en la nutrición, promoviendo un mayor consumo de productos sanos y son más económicas
¿Cuál es la importancia de comer en familia?
El licenciado Juan Carlos Picasso, especialista en ansiedad, estrés y depresión y director general de Life Center Luján, la familia es el ámbito de aprendizaje de mayor impacto dado que las experiencias vividas imprimen recuerdos que influirán sobre las decisiones y comportamientos. “Es en la familia donde aprendemos a establecer vínculos y a reconocer los límites que se requieren para desarrollar una identidad sana, donde las diferencias respetadas facilitan el crecimiento y profundizan un sentido de pertenencia que da seguridad y presencia donde quiera que el integrante esté”.
Y añadió: “Las familias que practican y mantienen en el tiempo la costumbre de almorzar o festejar un cumpleaños validan en cada encuentro el vínculo, el interés por el otro a través de un clima amigable de escucha activa, de interés genuino y de opinión que nutre, mientras los procesos invisibles en la mente van generando un estado químico de hormonas propias de un estado de felicidad, con la liberación de serotonina, endorfina, dopamina y oxitocina, las cuales facilitan los procesos digestivos y de asimilación de los nutrientes”.
Además, Picasso destacó que “La confianza ilimitada en la accesibilidad y apoyo que pueden brindar las figuras de apego, como padre, madre, hermanos, tíos y abuelos, constituye la base de desarrollo de una personalidad estable y segura de sus propias fuerzas”.
Por su parte, la doctora Graciela Onofrio, médica especialista en Psiquiatría, psicoanalista, miembro titular de la Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados, de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA), de la World Psychiatric Association (WPA) y docente universitaria, explicó a Infobae:
Las comidas familiares mejoran la conexión y la comunicación familiar, lo que contribuye a aumentar la autoestima (Getty)
“Alimentar a otro tiene el significado de cuidado de quien tutela, habitualmente la madre como figura inaugural, pero no solo ella. Esta tarea instituye, también, un orden simbólico, alimentar(se) funda un sujeto deseante. Se instauran prohibiciones y prescripciones, y son las formas del proceso de alimentar(se), alimentar a otro, alimentar(nos) las que permiten leer el lazo subyacente, tanto en su vertiente imaginaria: ‘me quiere porque me cocina lo que me gusta’, como en su vertiente simbólica: ‘cuida de mi nutrición y de mi salud’, o en su vertiente cultural, generando ocasiones de encuentro e intercambio: la disposición a la comensalidad. La cocina debe, entonces, ser considerada en un sentido bastante más amplio que aquel referido a su sustrato puramente técnico. Se trata de un sistema normativo complejo que encuadra y estructura las regulaciones de la relación social de pervivencia de los individuos”.
Otros estudios han determinado que los beneficios de estas comidas incluyen mejores vínculos familiares, aumento de la autoestima y la resiliencia y reducción de los riesgos de depresión, violencia, suicidio y consumos problemáticos.
Además, un creciente conjunto de investigaciones sugiere que los niños y adolescentes que comparten comidas frecuentes con sus familias reportan mejores indicadores de nutrición, relaciones familiares y salud mental.
Las comidas en casa son más saludables y mejoran el consumo de frutas y verduras (Imagen ilustrativa Infobae)
Por otro lado, las comidas familiares también tienen un fuerte impacto en la nutrición y los resultados dietéticos. Una revisión sistemática de 2020, publicada en The Journal of Nutrition Education and Behavior, encontró que las comidas familiares mejoran el consumo de frutas y verduras tanto en niños como en adultos.
La licenciada en nutrición Pamela Ruiz Díaz, jefa del servicio de alimentación en Life Center Luján, explicó a Infobae: “La presencia de los padres en la cena se asocia positivamente con un mayor consumo de frutas, verduras, legumbres y productos lácteos por parte de los adolescentes. Varios estudios han demostrado que una mayor frecuencia de comidas en el hogar se asoció con una mejor calidad de la dieta para los hombres, mientras que la frecuencia de las comidas fuera del hogar se asoció con una peor calidad de la dieta y la ingesta de energía para las mujeres”.
Y agregó: “Estos hallazgos sugieren que comer comidas en familia puede mejorar la salud y el bienestar de sus miembros, principalmente en adolescentes. Aunque muchas familias ciertamente no tienen la opción de estar juntas en casa a la hora de las comidas, por los horarios de trabajo tardíos, por ejemplo, para muchos, la falta de comida familiar refleja la prioridad dada a otras actividades opcionales”, señaló la nutricionista.
7 razones para reunirse en la mesa
Según la Fundación FMI (Food Marketing Foundation), que celebra en septiembre el Mes Nacional de las Comidas Familiares en Estados Unidos,hay muchas razones de peso para realizarlas:
Los niños y adolescentes que comen más comidas con su familia tienen más éxito en la escuela
1. Mejoran la conexión y la comunicación familiar, lo que contribuye a aumentar la autoestima de los jóvenes. La seguridad que brinda el compartir el pan en familia con regularidad puede ayudar a los niños a sentirse más seguros de sí mismos, según los expertos de Stanford Children’s Health, un sistema de atención médica pediátrica afiliado a Stanford Medicine y Stanford University. Además, favorece un mejor vocabulario de los niños.
2. Reducen los riesgos de conductas como el consumo de drogas, el consumo de alcohol o el tabaquismo. De acuerdo con una revisión sistemática realizada por el Colegio de Médicos de Familia de Canadá, las cenas frecuentes en el hogar pueden prevenir problemas relacionados con los trastornos alimentarios, el consumo de alcohol y otras sustancias adictivas, el comportamiento violento, la depresión y los pensamientos suicidas en los adolescentes.
3. Mejoran el rendimiento escolar. Los niños y adolescentes que comen más comidas con su familia tienen más éxito en la escuela, según el mismo estudio canadiense.
4. Favorecen las habilidades comunicativas. Una investigación de 2018 difundida por el medio Science Daily determinó que un grupo de niños de 6 años cuyas familias se reunían frecuentemente a comer desarrollaban mejores habilidades comunicativas a lo largo de su infancia.
Los científicos descubrieron una correlación directa entre la frecuencia de las comidas en casa durante la adolescencia y la reducción de los riesgos de padecer obesidad diez años después (Gettyimages)
5. Promueven los buenos hábitos alimenticios. Un estudio publicado en JAMA Network Open mostró que comer con los miembros de la familia se asocia con una mejor dieta en general, especialmente entre los adolescentes.Además, las comidas en casa son más saludables y económicas, asegura la Fundación FMI.
Se determinó que los jóvenes que se sientan a la mesa con sus seres queridos son más propensos a consumir frutas y verduras, y menos comida rápida y bebidas azucaradas, según el estudio.
6. Ayudan a lograr el peso adecuado. Otra investigación científica, publicada en el Journal of Pediatrics, descubrió una correlación directa entre la frecuencia de las comidas en casa durante la adolescencia y la reducción de las probabilidades de padecer obesidad diez años después.
7. Una ayuda frente al ciberacoso. Una investigación publicada en JAMA Pediatrics, basada en una encuesta de casi 19.000 estudiantes, encontró asociaciones claras entre el ciberacoso y la ansiedad, la depresión y el abuso de sustancias. Los adolescentes que cenaron con sus familias regularmente tuvieron menos problemas de este tipo. Los autores del estudio señalaron que el contacto regular con los seres queridos facilita una mayor orientación de los padres. Además, se fomenta la comunicación abierta con los hijos.
Diversos estudios han determinado que los beneficios de estas comidas incluyen reducción de los riesgos de depresión, violencia, suicidio y consumos problemáticos (Freepik)
Por qué cambió la costumbre
Los investigadores del tema aseguran que durante la pandemia de COVID-19, hubo un aumento en el número de comidas familiares pero el buen hábito no se instaló definitivamente. En la actualidad comer juntos tiene sus enemigos: los horarios, el multitasking, el delivery…pero también cierta búsqueda de individualidad y un poco de cansancio para concretar ese momento de reunión familiar.
Los expertos afirman que también han influido en el cambio que hoy en día hay más hogares de una sola generación, existen más mujeres (históricamente las principales encargadas de las comidas familiares) que trabajan fuera del hogar y el hecho de que la generación X y los millennials cocinan menos, según las investigaciones.
El licenciado Picasso, expresó, ante este panorama, la importancia de esta reunión: “Los rituales, como el comer en familia, son la representación del significado de los vínculos; la frecuencia y la regularidad de los mismos aumenta el sentido de pertenencia y la seguridad, que se expanden al momento de salir a afrontar los desafíos de la vida”.
Y continuó: “Comer buenos alimentos es necesario pero en buena compañía y un clima amigable de intercambio sobre temas que nutren es esencial, es por eso que los rituales del grupo de pertenencia son salud para el cuerpo y la mejor medicina para el alma. El corazón alegre es la mejor medicina”, concluyó.
El estilo de vida ajetreado, las agendas llenas y la tecnología han transformado la dinámica de las comidas familiares, pero siempre hay lugar para compartir un asado
Para la doctora Onofrio “La alimentación es una función cultural y social que está estrechamente vinculada con la nutrición, el crecimiento y las modalidades de incorporación oral, relación e instauración de vínculos comensales, o sea sociales. La naturaleza propone, a través de la apetencia, un anclaje de supervivencia que la cultura se encarga de guiar hacia los fines gregarios de los seres humanos. Comer en comunidad es ya no estar solo”, aseguró.
Consejos para una buena cena en familia
Según los expertos, la clave radica en las rutinas familiares. La licenciada Ruiz Díaz explicó: “Ayudan a organizar la vida y a evitar que se vuelva muy caótica. Los niños prosperan mejor cuando las rutinas son habituales, predecibles y constantes”.
Sin embargo, destacó que uno de los retos más grandes es que mantengan un equilibrio, entre su comodidad y eficacia y demasiada estructura y reglamentación: por ejemplo, cuando no se le brindan a los niños y adolescentes opciones ni un poco de flexibilidad.
Una de las ventajas de reunirse en familia alrededor de la mesa es la oportunidad de dialogar y intercambiar puntos de vista, reflexiones y vivencias
“La hora de la cena debe ser muy importante para su familia. Tan a menudo como sea posible, todos los miembros de la familia deben sentarse a la mesa a comer juntos, sin la distracción de la televisión. Durante ella los miembros de la familia pueden contar las experiencias del día y participar en una conversación agradable”, señaló la nutricionista.
Porque justamente uno de los beneficios de sentarse a la mesa en familia se relaciona con la posibilidad de comunicarse y compartir opiniones, comentarios y experiencias.
También es importante que los chicos sientan que pueden expresarse y sentirse escuchados y contenidos. Además, involucrarlos en la preparación de la comida no sólo aliviana la tarea de cocinar, sino que es una actividad que ellos disfrutan y, a su vez, es un espacio de aprendizaje.
Fuente: Infobae